lunes, 3 de octubre de 2016

La piel del selfie

Selena es una secretaria de un político sindicalista de izquierdas venido a menos. Desciende de una familia catalán muy adinerada. Lleva dos años enamorada en silencio del joven chofer egipcio que contrató su madre para fardar entre sus amigas sesentonas. Piensa decírselo a su madre pero no encuentra el momento. Sabe que lo va a aprobar. 


Javi sueña con ser modista de una gran firma andaluza. La moda es su vida desde que dejó el biberón. Estudia diariamente más de diez horas para compatibilizar los estudios de informatica y de corte y confección que doña María imparte a jóvenes sevillanos es su progre academia. 


Silvia está cumpliendo una deuda pendiente que una pulmonía mal curada le privó la pasada primavera de disfrutar del olor de naranjos florecidos y los paseos acalorados con sus amigos de la universidad. Ha venido sola y está un poquito decepcionada por la aglomeración de turistas. 

Estefanía es una chica a la que comienzan a llamar señora. Está obsesionada con la comida natural y ecológica. Se gasta una fortuna en alimentar a sus dos criaturas de frutas y carnes de la campiña británica que compra en una web especializada en sacar el dinero a la gente más o menos pudiente. 

Marta es una de esas chicas raras que estudia exactas, rara porque le gustan las matemáticas, no por otra cosa. Le preocupa la política y es una afamada activista ambiental. En vacaciones se embarca con otros jóvenes para denunciar la expropación de nuestros bosques. 


Irene es una segoviana interesada y apasionada de la pintura de autorretratos. Tiene una pequeña gran colección de láminas de los principales autorretratos de pintores europeos. Su pasión le lleva a recorrer con sus padres los mercados de las principales ciudades españolas. 

Carlos y Begoña cumplen siete años de relación. Han decidido casarse el próximo verano y están disfrutando de una pre luna de miel en Andalucía. Piensan tener por lo menos cuatro hijos, lo cual es un atrevimiento en este tiempo.  

María Ángeles visita Sevilla cada puente que le permite su trabajo en una gestoría. Está cansada de hacer declaraciones de la renta a agricultores y ganaderos poco acostumbrados a guardar papeles. Pronto se embarcará en un asunto que le ocupará el resto de su vida: ser mamá. 

Felipe y Casandra se aman tan profundamente que están penando en separarse. Visitan Sevilla por darse una última oportunidad y salvar un amor de odio cada día más profundo. Ya les dice su asesor matrimonial que al menos deben intentarlo aunque solo sea por su hijo. 

Kim es un coreano de los buenos. Vive en Madrid desde hace tres años. Vino de vacaciones con sus padres a Europa: París, Barcelona y un Madrid que  le impactó que se quedó a vivir allí mientras sus padres continuaron su viaje de vuelta. Realmente lo que le impactó fue las curvas de una zamorana que trabaja en un centro comercial de Serranos.

martes, 31 de mayo de 2016

La piel de La Haya

Mary nació en Oslo y estudia arquitectura. Todos los primeros fines de semana de cada mes se pasa por La Haya para ver a su padre y a su madrastra egipcia que es más joven que ella. Compagina la universidad con la atención al público de los supermercados de Kiwi Mini Pris del centro de Oslo. Desde que falleció su madre comparte habitación en la residencia universitaria con una amiga de la infancia. 


Andrew es un holandés de los de antes. Desde hace siete años se dedica a la política y ha sido elegido como Director del Instituto Nacional de Biología con el único fin de mantener el tulipán autóctono que lucia en los campos holandeses a principios del siglo XIX. Es aficionado al patinaje sobre hielo porque se lo prometió a su abuelo cuando era niño pero cada año le cuesta más poner los patines. 


Asuman es una mujer turca que vive en La Haya desde hace quince años. Disfruta de doble nacionalidad lo que le permite viajar sin problema por Europa. Es camarera de un crucero de superlujo que sale cada semana de Estambul y recorre el mar Mediterráneo. Piensa en casarse muy pronto con un alemán natural de Ankara. 


Manuel es un chico con la gracia necesaria que cualquier gaditano demuestra tanto los días que llueve como los que no. Estudia relaciones internacionales y por ese motivo eligió La Haya para hacer un año de Erasmus. Echa de menos Conil y las fiestas de cumpleaños con sus amigos. No termina de adaptarse a la escasa luz que la ciudad ofrece a sus habitantes. 


Jacobo trabaja de jardinero en un centro comercial. Su mujer le dice que atiende más a las flores y plantas del centro que a sus siete hijos. Le encanta el fútbol y es un gran aficionado del Ajax. En el jardín de su pequeña casa tiene trasplantado el césped del Amsterdam Arena que consiguió gracias a un compañero encargado del mantenimiento del césped. 


Asia es una flamenca afincada en la capital desde que sus padres decidieron trasladar su residencia a orillas de una pequeña cala cerca de Magaluf. Es diseñadora gráfica y trabaja desarrollando juegos para Sony. Sueña con crear su propio equipo independiente de grandes multinacionales para desarrollar las ideas que ahora a nadie le interesa. 


Alie es una chica que recorre treinta kilómetros diarios en bici porque tiene fobia al coche. Todo empezó con una llamada de teléfono que le informó que su novio se había estrellado con un tranvía aplastandole hasta las ideas. Después de un año está superando su desgracia gracias al apoyo de una amiga y su hermana que apenas la dejan sola. 


Michel es estudiante de derecho. Trabaja repartiendo pedidos a domicilio en un burger del centro para costearse sus estudios. Vive con su abuela paralítica y adinerada en un ático del distrito de Escamp con vistas a una pequeña plaza donde se pasa horas viendo pasar a la gente. Con el dinero de su abuela quiere montar un bufete en Roterdam. Es un apasionado de la música celta.


Enrike da clase de guitarra barroca en su estudio de la capital holandesa. Perteneció al grupo musical La Ritirata durante años pero abandonó cuando una noche loca de fiesta en Amsterdam se precipitó de un segundo piso colocado de mariguana. Tuvo suerte tanto en la caída como en la enfermera que le atendió en el Academisch Medisch Centrum porque acabó cansándose con ella. 


Judit es enfermera de noche. Cuida ancianos con demencia senil en el complejo de Hogeweyk a las afueras del tranquilo pueblo de Weesp. Acude a todos los funerales de sus queridos ancianos. Les trata con la ternura de una madre a su bebé. Sus compañeras de trabajo la ven como un bicho raro en la profesión pero ella es feliz, muy feliz.

lunes, 2 de mayo de 2016

La piel del puente de Triana




Sofía es una malagueña afincada en la capital andaluza. Vive a caballo entre las dos ciudades. Piensa en casarse con su novio de toda la vida e irse a un cortijo cordobés a escribir su tesis doctoral sobre golosinas y plásticos. Cruza todos los días el puente hablando con su madre. Le sirve para distraerse y no mirar hacia abajo y así evitar la ansiedad que le produce las alturas.


Robert es un farmacéutico risueño que encontró trabajo gracias a la influencia de su padre: un ejecutivo farmacéutico. Cada fin de semana que no trabaja, que apenas se cuentan con los dedos de una mano, se escapa a la ciudad andaluza y recorre el puente varias veces al día sin otro motivo aparente que mirar y observar a la gente que apenas levanta los ojos para disfrutar de un paisaje que a él le tiene encantado.


María, Raquel, Juan y la pequeña Aroa son cuatro primos que cada domingo cruzan el puente para comer con su querida abuela. No perdonan un día ya que la generosa anciana además de ofrecerles la comida que más les gusta les agasaja con un billete de 100€ de propina y eso es mucho dinero para dejar de visitar a su querida y generosa abuela.


Mercedes y Valle son dos sevillanas de las que ya no quedan. Viven en Triana y salen todos los jueves de fiesta a un tablao flamenco que ponen música que les duplica la edad. El resto de los días buscan trabajo en cualquier cosa pero apenas encuentran nada que no sea servir copas en baretos de mala muerte y buena vida.


Nicolás es un navarro enamorado de la semana santa sevillana. Se hizo cofrade gracias a un amigo gaditano de la mili que le facilitó la entrada en la hermandad. Su pasión por la semana santa sevillana le ha empujado a separarse porque su mujer nunca entendió que cojones había perdido su ex en Sevilla vestido de payaso.


Berto y Begoña forman un matrimonio feliz de los de siempre. Regentan una mercería cerca del Villamarín y luchan por ofrecerles un futuro digno a sus cinco hijas. Se están plantando ampliar el negocio y montar una tienda de ultramarinos que un viejo amigo traspasa por jubilación. En breve su hija mayo termina empresariales y según están las cosas podría encontrar su futuro en la pequeña tienda de don Eustaquio.


Federico es uno de esos hombres que todo el día se pasa de guasa. Prejubilao por un accidente de coche vive con sus 587 € y su madre en un ático de triana repleto de geranios blancos y rojos. Los colores de su Sevilla F.C. Algunas noches sale a la almadraba que prepara su amigo de la infancia en Conil y vuelve con atunes para tres meses.


Carlitos es un pequeño sevillano de familia de bien y con más dinero del que podrá gastar cuando coja el gusto de hacerlo. Se quedó sin padre al mes de nacer pero su abuelo paterno hace las veces de padre y abuelo. Es feliz junto al perro que le acaba de regalar su tío el americano. Le encanta ir a la escuela y jugar en el recreo al pilla pilla.


Jesús es un jubilao de la banca que tiene por afición salir a pasear contando los pasos que da cada semana. Visita todos los días a su hermano que como él dice, trabaja de cura en una pequeña parroquia sevillana donde apenas van cuatro viejas sin pecados a misa. Los domingos acompaña a su hermano a visitar los enfermos que nadie visita al hospital de la Virgen del Rocio.



Manolo es un trianero de esos que será sevillano de mayor. Quiere ser médico como su padre y su abuela. Se pasa todas las tardes jugando a la Play con un amigo coreano residente en Cabo Verde que conoció en un intercambio del instituto. Le encanta el fútbol y la música. Es socio del Sevilla desde antes de nacer y junto a su padre y abuelo no pierden partido. 

sábado, 5 de marzo de 2016

La piel de Amsterdam

Harry nació en Londres porque su padre diplomático trabajaba en la embajada holandesa. Después de recorrer su infancia entre banderas extranjeras se independizó y se fue a vivir al barrio de Jordaan en el corazón de una ciudad desconocida para él. Saca unos euros de estatua romana en la animada plaza Dam.


María se enamoró de un holandés casi errante que conoció en un barco con destino a Campania. La belleza del golfo de Napoli les unió en matrimonio que reafirman cada lustro en lo más alto del Vesubio un acto familiar y demasiado particular, incluso raro.
Agnes estudia acompañada y vive sola en Utrecht. Su universidad es una de las más influyentes de los Países Bajos. Sueña con viajar por el mundo y escribir un libro sobre su gran pasión: la jardinería y en especial los claveles. Colecciona semillas de flores raras y dífíciles de conseguir.
 Wei y Jun son dos hermanos chinos que aterrizaron en Berlín pero pronto se desplazaron a Amsterdam. Se ganan la vida haciendo tai chi en CrossFit AKA, un gimnasio de moda. Los domingos se exhiben en varios puntos de la ciudad ante la atenta e incrédula mirada de los turistas. 
Anne enviudó hace dos años. No es capaz de superar la muerte de su marido. Se refugia entre los muros de vieja iglesia Oude Kerk que le transmiten confianza y la serenidad que perdió un día de verano en la autopista luminiscente N329. Sus cuatro hijas son el único aliento por el que merece la pena seguir respirando.
Onur se trasladó a Amsterdan para trabajar junto a su hijo en el Kebab Bestellen. Viven en un bajo de  Beukenplein y se apañan para enviar el suficiente dinero a su familia de Ankara que depende de su suerte. Lo único que hacen es trabajar y la mañana de domingo coger el tren y viajar sin destino por la pequeña Holanda. 
Jonh es un americano de Missouri que está pasando unos días de vacaciones en la ciudad. Se sorprende de la diversidad del paisanaje que recorre alocados las calles en bici. Le impactó conocer la historia y la casa de atrás de Ana Frank. Las lágrimas se le caían mientras anotaba en su diario como 8 personas sobrevivieron dos años como ratas hasta que les delataron.
Walter es un suizo que vive en Rotterdam. Estudia informática y trabaja en un McDonald´s los días pares de cada mes. Los días impares se los pasa jugando a la Play Station con sus amigos de Ginebra. Odia la ciudad y a su padrastro que le obligó a mudarse a una ciudad que nada tiene que ver con él.
Albert sabe lo que cuesta ganarse la vida y malvivir a la vez. Trabaja en una pequeña tienda de la estación central vendiendo pulseras que importa de la India. Le encanta el fútbol. Se chupa hasta los entrenamientos matinales del Ajax. Sueña con que su equipo gane la Champions y Holanda el mundial de fúbol.
Miek y Remko son una pareja de periodistas de la edición digital de De Telegraaf. Añoran otros tiempos en el que las redacciones de prensa olían a tabaco y los periodistas se movían al ritmo que marcaban las viejas techas de la Olivetti. Desde que se casaron son más infelices que cuando vivían su amor homosexual en la intimidad de un armario que nunca debieron traspasar.

sábado, 2 de mayo de 2015

La piel del 1 de mayo





Julio y Pedro son hermanos que estudian Derecho en la universidad. Tienen claro que más pronto que tarde tendrán que abandonar la madre patria para buscarse la vida. Están comprometidos con varias ONGs  y participan de la política para como decía su abuelo: tratar de cambiar un mundo, pero para mejor




Sandro y María hicieron una pausa en el Camino de Santiago para conmemorar el 1 de mayo. El padre de María fue un gran activista comunista en la transición y hasta estuvo encarcelado por manifestarse en la Plaza de Oriente de Madrid frente a los maderos. Ahora María y su novio ondean una bandera que antes fue y ahora no se sabe que será de ella.




Jordi es un catalán solitario, culé hasta las trancas. Está de enlace sindical en una empresa textil en Valladolid porque es el último mono y según le dijeron, en caso de despidos podría asegurarse un digno finiquito. Su objetivo e ilusión es irse a vivir a Florencia porque además del fútbol, le encanta el arte. 



Beatriz es una viuda de un minero fallecido en una mina de Laciana. De esto, ya hace 20 años. No ha faltado ni un solo primero de mayo a la manifestación porque es una manera de recordar a su marido. Para ella, es como para los católicos el Día de Todos los Santos. Vive con una de sus dos hijas en la capital y ha conseguido el consuelo en un nieto que le alegra la vida.



Mario es un niño listo que pasa el día con su abuelo Nicomedes. Habla como un viejín y conoce todos los modelos y marcas de coches que existen. Su abuelo es un apasionado de los coches y cuando van de paseo por la calle, le pregunta a su nieto el modelo y la marca de coche que ven por las calles: ¡no falla uno el condenao!




Faustino es un médico que pasa 8 meses en África y Asia como coordinador de Médicos sin Fronteras. Un accidente de coche cambió su vida. Milagrosamente despertó tras ras dos años en coma vegetativo y después de una larga rehabilitación y un eterno divorcio encontró la felicidad donde más lo necesitan.



Alonso es un trabajador de la ONCE desde hace más de veinte años. Sindicalista hasta la médula, lucha cada día por los derechos de sus compañeros y las injusticias que al amparo de la crisis se siguen realizando. Es feliz o incluso muy feliz a pesar de lo que le gustaría hacer ya nunca podrá conseguirlo: pasear por las montañas de su pueblo natal.



Oscar pasaba de la política hasta que un día asistió a una conferencia de Pablo Iglesias. Desde ese día comenzó a participar en el movimiento 15M y ahora es militante de PODEMOS. Se presenta a las futuras elecciones en la última posición porque su padre opina que hasta que no termine el máster en Dirección y Administración de Empresas no debe distraerse con distracciones.



Nando es un niño feliz que tiene todo lo que se puede tener cuando se es niño. Su padre toca la batería en un grupo local y ha venido a verle a la plaza porque les han invitado los sindicatos a la fiesta del trabajador. De mayor quiere ser batería de un grupo famoso para viajar por el mundo y conocer mucha gente.


Isabel vivió demasiado tiempo en Barcelona hasta que una gran empresa de telefonía la despidió con el único motivo de aligerar gastos. Su plaza la ocupó una becaría que trabajaba gratis por conseguir experiencia laboral. Gracias a su cuñado, delegado sindical, y una jueza sensible, consiguió una justa indemnización que le permiten vivir en su pueblo paramés sin demasiadas dificultades.