jueves, 25 de septiembre de 2014

Vidas normalizadas


Carmen y Gonzalo son hermanos. Están haciendo el Camino de Santiago. Una promesa tuvo la culpa. No sabemos cual. Están disfrutando como no hacían desde su niñez. El Camino, sin duda es mágico.
Isaías vivió su infancia y juventud en Australia. No se apea del sombrero ni para dormir la siesta. Le apasiona el cine. Se levanta alas 5 de la mañana para ver vídeos de surf y calentar motores para un duro día de trabajo en la peluquería que regenta en el centro de la ciudad.

Jacinto es escapararatisa, de los buenos. Escribe en una decena de revistas de moda y su gran pasión son las motos. Soltero y sin compromiso se gasta su dinero y el de sus padres en las dos ruedas. Ha prometido dejar las motos después de la última caída en el puerto de Pajares. 
Julia y María son cuñadas. Viven juntas porque una es soltera y la otra viuda. Se dedican a pasear, mirar escaparates e ir a misa de las 7 de la mañana en la basílica de San Isidoro. Además son adictas a la radio. Por supuesto todos los días caen un par de rosarios en radio Maria y Julia Otero es su locutora preferida.

Oscar es  maestro de música y músico de banda. Toca cualquier instrumento. Es el comodín del grupo. Su mujer y sus dos hijas le acompañan a todos los conciertos y son su energía vital. Están buscando el niño que parece que no llega. Demasiadas chicas en su vida.

La Petra, el cojo y don Francisco  son de esos jubilados que nunca se jubilarán. Ahorran más de lo que gastan porque " hay que guardar para cuando haya una guerra no pasar hambre". 

Pedro y Carlos son asturianos que vienen una vez al mes a León para salir de fiesta. Lo hacía su padre que era minero y antes de morir aplastado por una viga en la mina se lo prometieron. Continúan con la tradición paterna.

Pepe y Lourdes son novios, de esos de segundas. Están buscando casa en un pueblecito de la provincia de Lugo porque quieren que les case un alcalde de pueblo con boina y cacha. No se si lo encontrarán.

Matias está obsesionado con el colesterol y la diabetes. Sale a caminar todas las mañanas dos horas y asegura que no necesita pastillas. Trabaja en un banco de esos que ya no dan crédito.
Elvira es matrona. Le encanta su trabajo. Hace apuestas con los padres primerizos sobre el sexo del neonato para ponerlos más nerviosos. En los tiempos de bonanza hacía cientos de horas extras para sacar dinero para irse de crucero. Lleva más de treinta y ha estado en los cinco continentes  4 veces.