sábado, 2 de mayo de 2015

La piel del 1 de mayo





Julio y Pedro son hermanos que estudian Derecho en la universidad. Tienen claro que más pronto que tarde tendrán que abandonar la madre patria para buscarse la vida. Están comprometidos con varias ONGs  y participan de la política para como decía su abuelo: tratar de cambiar un mundo, pero para mejor




Sandro y María hicieron una pausa en el Camino de Santiago para conmemorar el 1 de mayo. El padre de María fue un gran activista comunista en la transición y hasta estuvo encarcelado por manifestarse en la Plaza de Oriente de Madrid frente a los maderos. Ahora María y su novio ondean una bandera que antes fue y ahora no se sabe que será de ella.




Jordi es un catalán solitario, culé hasta las trancas. Está de enlace sindical en una empresa textil en Valladolid porque es el último mono y según le dijeron, en caso de despidos podría asegurarse un digno finiquito. Su objetivo e ilusión es irse a vivir a Florencia porque además del fútbol, le encanta el arte. 



Beatriz es una viuda de un minero fallecido en una mina de Laciana. De esto, ya hace 20 años. No ha faltado ni un solo primero de mayo a la manifestación porque es una manera de recordar a su marido. Para ella, es como para los católicos el Día de Todos los Santos. Vive con una de sus dos hijas en la capital y ha conseguido el consuelo en un nieto que le alegra la vida.



Mario es un niño listo que pasa el día con su abuelo Nicomedes. Habla como un viejín y conoce todos los modelos y marcas de coches que existen. Su abuelo es un apasionado de los coches y cuando van de paseo por la calle, le pregunta a su nieto el modelo y la marca de coche que ven por las calles: ¡no falla uno el condenao!




Faustino es un médico que pasa 8 meses en África y Asia como coordinador de Médicos sin Fronteras. Un accidente de coche cambió su vida. Milagrosamente despertó tras ras dos años en coma vegetativo y después de una larga rehabilitación y un eterno divorcio encontró la felicidad donde más lo necesitan.



Alonso es un trabajador de la ONCE desde hace más de veinte años. Sindicalista hasta la médula, lucha cada día por los derechos de sus compañeros y las injusticias que al amparo de la crisis se siguen realizando. Es feliz o incluso muy feliz a pesar de lo que le gustaría hacer ya nunca podrá conseguirlo: pasear por las montañas de su pueblo natal.



Oscar pasaba de la política hasta que un día asistió a una conferencia de Pablo Iglesias. Desde ese día comenzó a participar en el movimiento 15M y ahora es militante de PODEMOS. Se presenta a las futuras elecciones en la última posición porque su padre opina que hasta que no termine el máster en Dirección y Administración de Empresas no debe distraerse con distracciones.



Nando es un niño feliz que tiene todo lo que se puede tener cuando se es niño. Su padre toca la batería en un grupo local y ha venido a verle a la plaza porque les han invitado los sindicatos a la fiesta del trabajador. De mayor quiere ser batería de un grupo famoso para viajar por el mundo y conocer mucha gente.


Isabel vivió demasiado tiempo en Barcelona hasta que una gran empresa de telefonía la despidió con el único motivo de aligerar gastos. Su plaza la ocupó una becaría que trabajaba gratis por conseguir experiencia laboral. Gracias a su cuñado, delegado sindical, y una jueza sensible, consiguió una justa indemnización que le permiten vivir en su pueblo paramés sin demasiadas dificultades.


lunes, 6 de abril de 2015

La piel de la Semana Santa Leonesa

Berni es un malagueño homosexual afincado en Santa María del Páramo que mantiene tradición de su abuelo Manuel de ser cofrade (papón en nuestra tierra leonesas) y participar activamente de los actos de la Semana Santa. Trabaja de masajista y estudia psicología en la UNED. Este verano piensa casarse con su pareja Antonio en un pueblecito de la Costa de la Morte. Es feliz.
Alonso es bracero del Santísimo Cristo de la Misericordia desde niño. Este es el primer año que no puede pujar por una rotura de clavícula al caer de la bicicleta que le ha apartado de lo que más le gusta. Su mujer siempre le dice que pasa más tiempo en la iglesia de San Marcelo que con ella. Van a se abuelos en agosto y piensan viajar a Marruecos a celebrarlo.
Agustina es profesora de clarinete del moderno conservatorio de Ávila Tomás Luis de Victoria. Participa de la semana santa leonesa junto a su padre Evaristo que toca la corneta. No pierde una semana santa en su tierra natal desde hace 15 años. Su abuela María le inculcó su amor por la música y aprovecha las vacaciones docentes para sacarla de la residencia  e ir de paseo por la orilla del Bernesga.
Paula es manola desde que nació por el empeño de su tía Cristina que puja con orgullo la Virgen del Camino de la Cofradía de María del Dulce Nombre. Ha comenzado este año a ir a la escuela y se ha mostrado como una alumna lista e inquieta que hace las delicias de las maestras del cole. Será una alumna brillante.
Felisa es una cordobesa que no le gusta estudiar. Gracias a su padre Teniente de la Guardia Civil aprobó las oposiciones. Ahora disfruta de su primer destino en León con la vista puesta en su amado pueblo Zuheros. Siempre se está quejando del frío que hay en nuestra tierra pero le encanta esquiar en San Isidro los días de permiso.
Pedro es un chico de los muchos que participan sin demasiadas ganas en las procesiones porque su padre es seise y está empeñado en que sus hijos sigan su camino. Le gusta vestirse de monaguillo pero le gusta mucho más ponerse la camiseta de CR7 cuando jugaba con el Manchester.
Fermín y su hija Carmen participan por primera vez de las procesiones de Semana Santa. Se apuntaron el año pasado a la cofradía del Dulce porque su padre y abuelo respectivamente pujo un año al Nazareno cuando hacía la mili en el cuartel de Almansa. Le encantan los caballos y practica doma en la escuela de camino a la Copona de la carretera Asturias. 
Clara es de esas muchas mamás que se pasan la procesión persiguiendo a su retoño para comprobar in situ que se encuentre bien y no le falte de nada. Se mete entre los papones y molesta todo lo que puede aunque no es consciente de ello. Es una mujer fuerte que ha superado un complicado divorcio y vive exclusivamente para sus hijos.
Pelayo es un ingeniero de minas que se hizo fotógrafo porque la mina cerró al año de comenzar a trabajar. Con la liquidación montó un pequeño estudio en un primer piso de la calle Uría y recorre todos acontecimientos del noroeste de para tirar miles de fotos y vender unas docenas en internet. Está pensando en ir a Polonia para buscar trabajo en las minas de Wieliczka.

Alexandra es una mujer búlgara que emigró junto a su marido Hristo y sus dos hijo a una tierra prometida que no lo ha sido tanto. Vende globos en las procesiones y mecheros en el rastro los domingos. Subsisten gracias a Cruz Roja y a la ayuda que le prestan desde la embajada búlgara. 
Cada día que pasa en España más claro tiene que se equivocó en apoyar a su marido y acompañarle en busca de un sueño imposible. Volverán a Sofía tan pronto como puedan. Su padre le está esperando para que se hagan cargo de una heladería de la avenida María Luisa y poder jubilarse.

lunes, 23 de marzo de 2015

La piel de la Media Maratón de León

Felipe es de esos hombres comprometidos con demasiadas cosas. Su mejor amigo tuvo un accidente el pasado verano cuando venían de fiesta y quedó parapléjico. Corrían juntos los días impares por el parque de La Granja para preparar la carrera. Su amigo nunca volverá a caminar y por eso Felipe corre con un triciclo adaptado en homenaje a su buen amigo.


Sebas comenzó a correr cuando cumplió 40 años. Después de una trágica separación encontró la calma y el sosiego de cuerpo y espíritu en unas zapatillas del 45 esparramao que no había utilizado jamás. Corre siempre sólo todos los días que tiene ganas de correr.


Maika es enfermera del hospital de Lugo. Esta gallega corre desde que su abuela África la apuntó de niña al Club Atletismo Monte Segade para que pudiera viajar por Galicia y conocer mundo. Ahora Maika mantiene el espíritu de su abuela corriendo en las principales citas del noroeste del país.

Casimiro prometió a su mujer e hijos dejar de fumar y comenzar a hacer ejercicio para rejuvenecer lo justo y no ir a cuidar malvas cualquier día. La ayuda de un infarto y el consejo de una médica residente peruana que le salvó la vida en el pasillo del hospital le facilitó la decisión de correr y correr.


Belén lleva desde que la despidieron de un gran almacén francés corriendo para hacer algo los días que poco tiene que hacer que son la mayoría. Una academia del centro le lleva los pocos cuartos del paro para conseguir una plaza de maestra en la escuela pública que nunca llega.

Carmen y Mariola son dos hermanas portuguesas que acabaron en Sabero sin casi saber. Dicen que la culpa la tiene su bisabuelo Manuel que fue un gran aventurero. Después de malvivir en Lisboa han encontrado un hogar y un trabajo en la montaña leonesa. Corren para mantener una silueta y bajar unos kilos que nunca bajan.

Paco y Lucia han conseguido mantener un matrimonio y cinco hijos varones corriendo todas las mañanas. Se levantan cuando sale el sol para correr y charlar de sus retoños y mantener en forma el matrimonio. Después de veinte años mantienen la ilusión fresca y el suficiente ánimo para buscar la niña que el santísimo no les quiere dar.

Marcos, Alberto, Julia y Ana son amigos que se buscaron en Facebook por casualidad. Después de siete años sin saber el uno del otro estos buenos amigos del colegio se reencuentran cada evento deportivo en el que correr sea el objetivo. Después de cada carrera se van a comer para recordar los viejos tiempos.


Elías y su hija Blanca corren juntos cada año la media maratón cazurra. Estos asturianos cruzan Pajares para iniciar la primavera juntos. Su mujer se encarga de sacar las fotos pertinentes a lo largo del itinerario para enseñarlas orgullosa en el trabajo de una familia modélica.

Evaristo y Carlos se plantaron el objetivo de correr la media maratón de León para terminarla y además llegar los últimos a la meta como dos héroes. Llevan desde navidades saliendo tres días a la semana por las orillas del Bernesga. Quien no consiga llegar paga una cena en el parador de San Marcos. Seguro que llegaron los dos.

lunes, 9 de febrero de 2015

La piel de la nieve


Marina se levanta todas las mañanas a las 5:30 de la mañana para trabajar en la churrería de sus tíos a cambio de un puñados de euros que le permiten estudiar veterinaria. Cuando termine piensa hacer un master en California donde vive su padre. Le encanta la fotografía. Participa en todos los concursos para amaters.

Carlos, Ana, Pedro y Luis son hermanos. Vienen de celebrar una despedida de soltero muy especial: se casa su abuelo con una brasileña 40 años menor en Marbella. Son los únicos de la familia que se alegran por su abuelo: un ponferradino ferroviario que cuenta historias increíbles de viajes interminables entre León y Bilbao por la vía estrecha. 
Sandro y Macarena son dos novios sevillanos que comparten su amor a partes iguales con la Semana Santa. Pensaban votar a la de la camiseta verde pero han cambiado de opinión y votarán como siempre a la feliz embarazada porque con la Semana Santa sevillana no se juega.
Fernando es chófer casado con un autobús de ALSA. Soltero, ni se le ha conocido novia ni se la conocerá porque es un solitario egoísta que sólo tiene ojos para la carretera.  Viaja por el norte de Europa llevando jubilaos del INSERSO. Está acostumbrado a conducir con nieve y buenas carreteras. 
Paca, Tomás y Lolo son de esos vagabundos con coche y con estilo propio que recurren a los contenedores para vestirse de normales. Son amigos desde hace siete años. Nunca pasan más de un mes en la misma ciudad para ser desconocidos en todos los sitios. La policía les sigue la pista porque no se sabe de donde sacan el dinero para subsistir. 
Benito con 93 años se siente como un niño y según su hija Milagros se comporta como tal. Exiliado a la Argentina, fue uno de esos hombres que vivieron más tiempo en el casino Trilenium  de Tigre que en su propia casa con su santa gallega. Desde que enviudó vive en España. Sale a dar el paseo matinal todos los días pares del año para recordar viejos tiempos.
Kari es la hija única de uno de los mayores accionistas de Saab y eso le permite ser fotógrafa. Viaja por el mundo en busca de instantáneas con la nieve de protagonista. Dispara a todo lo que se menea. Los veranos vuelve a su pueblo natal: Geiranger para preparar su trabajo fotográfico para la exposición bianual que organiza el prestigioso Pabellón de Exposiciones y Congresos de Oslo. 
Margarita es de Prioro, un pueblecito de la montaña leonesa.  Desde que su padre falleció en un accidente invernal de carretera por un fallo en la dirección de su Kadet, odia la nieve. Sueña con comprar una casita en Benalmádena para irse con su gato Calcetines y disfrutar del tiempo de la Costa del Sol. 
Alexandru fue durante 30 años el presidente de la casa de gitanos de Huedin en Rumania. Una mala gestión y el vicio por las mujeres fáciles, le supuso el destierro a una España que no supo acogerle. Cojo y viejo, malvive de una pensión de una Cofradía Gitana de Chipiona. Sueña con enterrarse junto a su padre en el cementerio alegre de Sapantza.
Gaspar trabaja para la Diputación más trasparente de España con un camión. Sabe hacer de todo y es más listo y prepotente que nadie. Tiene la mala fortuna de tener una mujer con las bragas un tanto flojas y dos hijas que se parecen demasiado al practicante del pueblo. Lo lleva con dignidad porque él, al fin y al cabo, siempre quiso ser médico.

domingo, 25 de enero de 2015

Vidas paseadas


María ayuda cada domingo a su abuela en el rastro de León a vender medias que trae su yerno del puerto de Valencia cada quince días con su Fiat Ducato. Con 14 años ha dejado de ir al instituto porque ya sabe leer y escribir lo justo para defenderse en su vida. Aspira a casarse con su novio de Benavente y tener su propio puesto de moda.

Carlos y Carlota son primos hermanos que disfrutan recordando las historias que su abuelo Luciano les contaba de la mili. Se ven todos los domingos para conversar y mantener el trato familiar que les inculcó su abuelo. 
La tía Jacinta, como la conocen en Velilla de la Reina, es de esas mujeres echadas "pa lante" que después de enviudar de su marido (alcalde del pueblo durante 20 años) se vino a pasar los inviernos a la capital con su hija maestra. Recuerda a su marido con gran devoción y afirma que él era el alcalde pero quien mandaba era ella.
Federico es un jubilado de correos de esos que llevaban las cartas en burros antes que en moto. Trabajaba mañanas y tardes repartiendo porque le gustaba hablar más que trabajar y necesitaba más tiempo para hacer el reparto. Ahora para matar el tiempo, ayuda a su yerno en la gestoria dando conversación a los clientes que esperan su turno.

Pepe lleva luchando con un cáncer de estómago tres años. Está prejubilado y echa mucho de menos el taxi donde se ganó la vida y el derecho a morir con dignidad. Siempre contaba que sólo disfrutaba de la vida cuando empleaba el verbo meter: lo que se llevaba a la boca (era un gran comedor) y lo que se están imaginando. 
Doña Maura es misionera en Asia. Desde que murió su madre, su vida se ha dedicado a ayudar a los niños de Angola. Fue a visitar a su tío salesiano que trabajaba en el hospital de Luanda y se quedó para morir como lo hizo su tío. Viene a España cada dos años obligada por la ONG para la que trabaja.
Michel es un argentino negro o como el dice un negro argentino que sólo piensa en volver a su Córdoba natal. Su padre caboverdiano y su madre gallega tuvieron la culpa del mestizaje. España no le gusta porque la gente grita más que habla. En dos meses tiene un billete de vuelta.
Zaila vive en España desde hace diez años. Saltó la verja de Melilla un domingo y después de malvivir un año en una lechería de Burdeos se vino a Zamora para trabajar en Gaza donde la tratan como se merece. Casó con un ganadero de Cimanes de la Vega donde viven felices sus dos hijos.

Flecha está cansado de vivir sin trabajar porque ni es vida ni es nada. España le ha fallado. Con la crisis perdió un concesionario de coches de importación y malvive gracias al trabajo de empleada de hogar de su mujer. A veces le llaman para descargar conejos en una granja maragata.
Benancio y Alfredo son cuñados bien avenidos. Caminan todos los días siete u ocho kilómetros para mantener a raya el colesterol y no tomar más pastillas de las necesarias. Por la tarde juegan la partida a la garrafina en el hogar del jubilado de Colón. Algunos domingos van a bailar con "las hermanas" a el CEAS de la calle La Serna. ¡Son felices!