sábado, 5 de marzo de 2016

La piel de Amsterdam

Harry nació en Londres porque su padre diplomático trabajaba en la embajada holandesa. Después de recorrer su infancia entre banderas extranjeras se independizó y se fue a vivir al barrio de Jordaan en el corazón de una ciudad desconocida para él. Saca unos euros de estatua romana en la animada plaza Dam.


María se enamoró de un holandés casi errante que conoció en un barco con destino a Campania. La belleza del golfo de Napoli les unió en matrimonio que reafirman cada lustro en lo más alto del Vesubio un acto familiar y demasiado particular, incluso raro.
Agnes estudia acompañada y vive sola en Utrecht. Su universidad es una de las más influyentes de los Países Bajos. Sueña con viajar por el mundo y escribir un libro sobre su gran pasión: la jardinería y en especial los claveles. Colecciona semillas de flores raras y dífíciles de conseguir.
 Wei y Jun son dos hermanos chinos que aterrizaron en Berlín pero pronto se desplazaron a Amsterdam. Se ganan la vida haciendo tai chi en CrossFit AKA, un gimnasio de moda. Los domingos se exhiben en varios puntos de la ciudad ante la atenta e incrédula mirada de los turistas. 
Anne enviudó hace dos años. No es capaz de superar la muerte de su marido. Se refugia entre los muros de vieja iglesia Oude Kerk que le transmiten confianza y la serenidad que perdió un día de verano en la autopista luminiscente N329. Sus cuatro hijas son el único aliento por el que merece la pena seguir respirando.
Onur se trasladó a Amsterdan para trabajar junto a su hijo en el Kebab Bestellen. Viven en un bajo de  Beukenplein y se apañan para enviar el suficiente dinero a su familia de Ankara que depende de su suerte. Lo único que hacen es trabajar y la mañana de domingo coger el tren y viajar sin destino por la pequeña Holanda. 
Jonh es un americano de Missouri que está pasando unos días de vacaciones en la ciudad. Se sorprende de la diversidad del paisanaje que recorre alocados las calles en bici. Le impactó conocer la historia y la casa de atrás de Ana Frank. Las lágrimas se le caían mientras anotaba en su diario como 8 personas sobrevivieron dos años como ratas hasta que les delataron.
Walter es un suizo que vive en Rotterdam. Estudia informática y trabaja en un McDonald´s los días pares de cada mes. Los días impares se los pasa jugando a la Play Station con sus amigos de Ginebra. Odia la ciudad y a su padrastro que le obligó a mudarse a una ciudad que nada tiene que ver con él.
Albert sabe lo que cuesta ganarse la vida y malvivir a la vez. Trabaja en una pequeña tienda de la estación central vendiendo pulseras que importa de la India. Le encanta el fútbol. Se chupa hasta los entrenamientos matinales del Ajax. Sueña con que su equipo gane la Champions y Holanda el mundial de fúbol.
Miek y Remko son una pareja de periodistas de la edición digital de De Telegraaf. Añoran otros tiempos en el que las redacciones de prensa olían a tabaco y los periodistas se movían al ritmo que marcaban las viejas techas de la Olivetti. Desde que se casaron son más infelices que cuando vivían su amor homosexual en la intimidad de un armario que nunca debieron traspasar.

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